El 27 de este abril se presentaron los datos de la encuesta de población activa del último trimestre, estos datos no son los del INEM, que solo tiene en cuenta la gente apuntada a sus listas del paro, estos datos se realizan mediante encuesta y tienen en cuenta la gente que no está apuntada a estas listas y no percibe prestación por desempleo.
Como podemos ver en la gráfica, las políticas aplicadas por ambos gobiernos bajo la batuta de Alemania, Francia y el BCE están provocando una contracción de la actividad económica, que está llevando al paro a millones de personas desde el comienzo de la crisis, haciendo cerrar fábricas y destruyendo tanto al pequeño y mediano comercio como al trabajador.
Las políticas de austeridad basadas en recortes de lo público y subidas de impuestos a toda la ciudadanía menos a las clases más ricas (el ya conocido 1%) está llevando a que cada vez haya menos dinero en la calle, menos consumo, los sueldos sean bajos y haya más paro. Esto, unido a la nueva reforma laboral que favorece el despido, nos está llevando a la depresión económica.
La política de austeridad en los presupuestos, según Keynes, debería estar destinada a las etapas de bonanza económica para impedir la formación de burbujas y aprovechar estos beneficios para la gran inversión cuando vinieran las vacas flacas, o sea, ahorrar cuando va bien e invertir cuando mal para que la actividad económica siga fluyendo.
Desde Marx, el gobierno debería proveer a las necesidades de los más necesitados en perjuicio de los que menos necesitan.
Desde un punto de vista de pensadores más neo-liberales, la desregulación de la economía debería hacerse dejando caer a las empresas no rentables, bajando los impuestos y sí, haciendo recortes.
Estos gobiernos han vendido los servicios públicos, han recortado, han subido impuestos y a la vez rescatado a los Bancos y a las empresas que más chanchullos tenían con ellos mismos -un autentico gobierno de los amiguetes-, han dejado caer la economía real, cuando la crisis ha sido financiera y las empresas que no funcionaban eran los bancos, ha tocado pagar los platos rotos a los trabajadores y empresarios que habían hecho las cosas bien, ahogando al tejido productivo español con impuestos cuya única función es llenar las arcas de los bancos y con recortes de sueldo que impiden el consumo y, por lo tanto, la rentabilidad del pequeño, mediano y hasta gran comercio .
El stock de lo bancos sube sin cesar llenándose de casas desahuciadas y negocios con impagos, pero cuando no pueden darle ya salida a todo lo que tienen y parece que su situación es insostenible, llegan de nuevo los recortes, subidas de impuestos y robos al ciudadano de a pie para cubrir con un “rescate” los déficits del sistema bancario.
Nobeles en economía como Paul Krugmán están lanzando avisos de que la situación no solo va ser insostenible para España sino, por contagio, para Europa y para el mundo.
La situación comienza a ser verdaderamente insostenible, los causantes de la crisis siguen gestionando nuestra miseria en su beneficio propio.