El próximo 9 de septiembre los alumnos de Primaria comenzarán las clases del curso 2013-14 y muchos volverán a recibir lecciones en aulas prefabricadas. Bautizadas como «barracones», este tipo de unidades está presente en el paisaje educativo autonómico desde hace 20 años.
La Generalitat nunca ha concretado el número de estas construcciones. Sin embargo, las previsiones de sindicatos y Asociaciones de Padres y Madres hablan de más de 800 aulas prefabricadas, donde estudiarán cerca de 20.000 infantes este año, numero que se ha ampliado por el aumento de las ratios.
La consellera de Educación, María José Català, reconoció el año pasado la presencia de 900 «barracones» y anunció las intenciones de su departamento de eliminar un 10% del total de unidades en cada ejercicio. De hecho, fuentes de la conselleria confirmaron ayer que a partir de septiembre se inaugurarán siete nuevos centros, lo que ayudará a limar las cifras: «seguramente a partir de octubre podremos bajar del dato de las 800 aulas prefabricadas. No se puede negar que existen».
Desde Educación también detallaron que el plan urgente de revisión de centros, anunciado tras derrumbarse un suelo en el colegio La Hispanidad de Santa Pola en enero, ya ha propiciado reparaciones en 94 colegios. Se han autorizado un total de 168 operaciones y la inversión asciende hasta los 7,8 millones de euros. Al tener que actuar de urgencia, el plan de choque podría haber causado la habilitación de nuevas instalaciones móviles.
Sin embargo, con una administración autonómica lastrada por las estrecheces económicas, muchas son las voces que dudan del programa de eliminación de aulas prefabricadas. Francisco González-Zurita (FETE-UGT) apuntó que «un ‘barracón’ cuesta cerca de 6.000 euros al año, lo que sigue siendo más barato que edificar un colegio». El portavoz sindical argumentó que «todo se traduce en una estrategia clara: desprestigian a la escuela pública con unas infraestructuras deficientes y apuestan por la privada y concertada con proyectos como la construcción de los llamados Centros de Iniciativa Social (CIS). No se licita obra educativa pública desde hace varios años».
Pau Díaz (CC. OO- PV) apuntó que «hablamos de un problema estructural. La gestión de Ciegsa, prácticamente en quiebra, muestra su modelo para la pública. Iniciativas como el distrito único podrían masificar los mejores centros. Nuestro temor es que utilicen esa demanda para abandonar escuelas».
Marc Candela (STE-PV) expresó que «el tema de los barracones está enquistado desde antes de la época de Font de Mora, que se definió como el ‘Alejandro I el Inaugurador’. No existe voluntad alguna para arreglar este problema endémico».
Laureano Bárcena (ANPE) comentó que «los barracones están ahí y es algo contra lo que se tiene que actuar. Pero no podemos olvidarnos de otros problemas, ya que los equipos directivos también están preocupados por la posible falta de recursos ante el inicio del curso».
La presencia de «barracones» también fue evaluada por los padres. Maria Dolores Tirado (Confederación Gonzalo Anaya) puntualizó que » los ‘barracones’ están ahí mucho tiempo. De hecho, hay estudiantes valencianos que han pasado toda su vida escolar en aulas prefabricadas». Josep Miquel Revert (FAPA-Valencia) comentó que «seguramente este año haya más que en el curso anterior. Creo que tendremos más de 900 unidades, donde estudiarán 25.000 niños».
Por su parte, Vicent Baggetto (presidente de la asociación de directores de Secundaria) explicó que «si se utilizan unos años, las aulas prefabricadas son una opción. El problema viene cuando se cronifican». Vicent Ripoll (portavoz de los directores de Primaria) explicó que «la presencia de ‘barracones’ es tan negativa que la reivindicación no debería ser necesaria».
Fuente: El Levante