Testimonio de una de las 21 detenidas durante la manifestación de las Marchas de la Dignidad el pasado 22 de marzo, quien denuncia torturas por parte de la Policía y oculta su identidad por miedo a sufrir represalias de los agentes.
Todas las personas detenidas esa noche a excepción de una, que permanece en prisión, no fueron liberadas hasta dos días después.
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Me detuvieron en la esquina de Alcalá. Me estaba yendo a casa con un amigo cuando apareció un furgón de Policía que perseguía a varios chavales que iban huyendo. Crucé corriendo porque me asusté, pero el furgón se paró y bajaron varios antidisturbios y me detuvieron, junto a otra chica que estaba por allí. Nos tuvieron un rato boca abajo y luego sentadas, hasta que nos llevaron al furgón. Me preguntaron si llevaba algo en los bolsillos y dije que no, así que no me registraron y pude avisar a mis amigos por el móvil de que estaba detenida.
Luego el furgón fue recogiendo a otros detenidos. A dos de ellos les habían pegado mucho. A uno que se había intentado escapar le habían pegado una paliza y estaba sangrando. Más tarde, en comisaría, ese chico meó sangre y se lo llevaron al hospital. Y como luego le dolía mucho el pecho se lo volvieron a llevar por segunda vez. Después de la primera visita al hospital, le metieron en un ascensor, donde no hay cámaras, y le cogieron del cuello y le pegaron.
Ya en Moratalaz, nos tuvieron siete horas de pie con las manos en alto mirando a la pared, sin dejarnos hablar ni girar la cabeza. En un momento, a las chicas nos dejaron sentarnos en el suelo, pero a los chicos no, no les dejaban ni apoyarse. Durante ese tiempo tenían organizados turnos de polis malos y polis buenos. Además, no dejaban ir al baño ni beber agua, ni daban la medicación a los que la necesitaban.
Cuando nos preguntaron por los abogados yo pedí los del equipo jurídico del 22-M y me dijeron que no valía. Estuve insistiendo y ellos me dijeron que si seguía así me asignarían uno de oficio. Entonces decidí pedir a uno concreto que estaban diciendo otros detenidos y que estaba en el equipo.
A un detenido que se quejaba mucho, diciendo que tenía derechos, le apretaron las esposas hasta que las manos se le pusieron moradas. Siguió quejándose y un policía llegó y le dijo «¿Así te gusta más?» y se las apretó más aún. Y ahí empezamos todos a gritar para que se las aflojaran y llamando al Samur, porque sabíamos que estaban en la sala de al lado. Vinieron los de Samur y le aflojaron los grilletes. Yo vi sus manos pasar de color amarillo a morado.
Yo estuve dos o tres horas pidiendo ir al baño y no me dejaron. Después nos llevaron a las celdas, en otro edificio. Nos pusieron de dos en dos. A mí me pusieron con una chica que era diabética, que se tenía que pinchar insulina a cada rato y que le pusieron problemas. A las chicas nos metieron en celdas con váter y lavabo y las de los chicos no tenían. Así, los chicos estuvieron más de 35 horas sin beber agua ni ir al baño, pese a que lo pedían a gritos sin parar. A nadie le dieron comida, salvo a mi celda porque estaba con la diabética.
Luego fuimos a hablar con el abogado. Dieron por hecho que no íbamos a declarar en comisaría. Yo pasé a una sala para la entrevista, en la que había una cámara y además dejaron la puerta entreabierta. Cuando el abogado fue a salir vio a un policía detrás de la puerta escuchando.
Más tarde nos trajeron la comida, que ya era sábado a medio día. Mi compañera de celda, que tenía que pincharse la insulina antes de comer, la estuvo pidiendo a gritos y los policías hacían como que no escuchaban. Empezamos a gritar desde todas las celdas y tampoco hicieron caso. Entonces hicimos bolas con papel higiénico, las mojamos y las tiramos a la cámara de seguridad hasta que la tapamos, para ver si así venían y podíamos pedir la insulina. Pero vinieron muy enfadados y nos metieron en otra celda a oscuras sin cámara ni baño ni lavabo. Perdimos los privilegios que nos habían dado al principio por ser chicas.
Al rato ya le trajeron la insulina y nos dejaron en esa celda a oscuras. Como seguíamos sin baño, al final muchos chicos empezaron a mear en el pasillo. Tengo muchos recuerdos de esas horas. Un chico empezó a gritar que les estaban tratando como a perros y un policía le respondió que eran perros. Y una chica dijo que tenía la regla y pidió compresas y una policía le dijo: «Sí, te voy a dar dos».
Para mí, todo esto que nos ha pasado es tortura.
Fuente: Público
Yo viví algo parecido, con paliza incluida, hace más de 10 años. Hubo un momento que hicieron el amago de tirarme por las escaleras mientras reían y decían «ya verás como este es de los que se autolesiona tirándose por las escaleras». Aunque peor fue el médico, con un policía al lado, que cuando le dije que me dolían las costillas me contestó con «algo habrás hecho para que te den» y ver que los derechos se los pasan por el forro (tampoco dejan hacer llamada ni informaron a mi familia).
Lo jodido es que mucha gente cree que mentimos, porque «en españa no se tortura». Y para colmo me acusaron de barbaridades por las que pedían más de 5 años, aunque por suerte el juez no quiso creérselo todo y me condenaron «solo» a 20 meses, y no entré por no tener antecedentes. Eso si, multazo de la ostia.
Así que solo queda el consuelo de ver como a veces sufren ellos, aunque te llamen terrorista, porque yo tengo claro que lo que hacen ellos si es terrorismo y jamás olvidaré el terror sufrido, y lo peor, saber que quién debe protegerte es en quien menos puedes confiar.
Dónde está el monstruo del patriarcado? dónde está el machismo? Así toda la vida, mayores penas, mayores desventajas por ser varones, solo por eso. Vergüenza ajena!! Feminismo/hembrismo la misma mierda que los conservadores radicales, que es control, represión y odio, por ser diferentes y por buscar una raza, sexo… superior.
Dónde está el monstruo del patriarcado? dónde está el machismo? Así toda la vida, mayores penas, mayores desventajas por ser varones, solo por eso. Vergüenza ajena!! Feminismo/hembrismo la misma mierda que los conservadores radicales, que es control, represión y odio, por ser diferentes y por buscar una raza, sexo… superior.