A sus 70 años, con una discapacidad del 72%, con un hijo a su cargo (parado de larga duración y con graves problemas de salud) y una pensión de 369 euros, se enfrenta, el próximo martes, a una orden de lanzamiento que la dejará en la calle. La primera vez que oyó hablar de la PAH no sabía ni lo que era. Hoy, asegura que son «su familia», personas anónimas, que no conocía y que llevan dos años peleando en su caso. Y es que llama la atención que esta mujer, con una deuda de 55.000 euros, esté a punto de perder la casa a la que entró siendo apenas una niña, con 18 años.
Por ello, en cada acción de PAH Valencia, en cada concentración, manifestación o protesta, su caso salía a la palestra. E inmediatamente, la abrazaban para decirle, «tranquila Rosa, que nosotros no te vamos a dejar sola». Y así es. Sus compañeros de lucha la acompañan hasta para atender a los medios de comunicación.
El drama de Rosa comenzó cuando, en 2006 solicitó con su marido un préstamos de 55.000 euros al Banco Primus para adecuar su vivienda y hacerla accesible a su discapacidad. La familia realizó los pagos hasta que, un buen día, el marido de Rosa salió por la puerta y no regresó. La dejó sola, sin ingresos, con el hijo común a su cargo y con una deuda a la que no podía hacer frente.
Cuando pidió ayuda en servicios sociales la enviaron a la PAH. Su abogada también le recomendó que se acercara a la sede de la entidad. «Y menos mal que fui porque ellos me han salvado la vida», asegura una Rosa, flanqueada por sus «hermanas» de la PAH, Carmen y Liliana. Lejos de estar hundida, refleja en sus ojos que es una luchadora. Ni le gusta parecer débil ni que nadie se compadezca de ella. Pero la procesión va por dentro. Y es que el temor se tornó agonía a finales del pasado mes de junio, cuando llegó la orden de lanzamiento con fecha para el 8 de septiembre.
«Casi no tengo ni para vivir. Apago las luces, solo pongo el ventilador cuando hay visitas, acudo al banco de alimentos…. ¿Qué hago si me dejan en la calle? ¿Y mi hijo? Mi exmarido me dejó tirada y lo perdí todo. No tenía ingresos. Ahora cobro una pensión no contributiva de 369 euros. Es muy injusto», explica. A su lado, Carmen y Liliana explican que desde PAH Valencia continúan con los recursos. «El Banco Primus no negocia, no tiene sedes ni oficinas donde podamos presionar, pero no vamos a dejar de luchar. Eso seguro», apuntan.
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