Quien presumiera de ser rico antes de llegar a la política traspasó a su hija ese 20 de abril su Ferrari F360 Modena, de color rojo matador, marca de la casa. Así consta en la relación de bienes confeccionada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre los principales imputados en el caso.
Once días después de transferirle el Ferrari a su hija, el 1 de mayo, se emitió por primera vez una grabación que le persigue: «Mil, dos mil…». Al día siguiente fue suspendido de militancia en el PP y un año y medio después, esta pasada semana, acudió a los juzgados aparentemente tranquilo, como si no tuviese nada que perder. De hecho, literalmente, no tiene nada, ni pisos, ni garajes ni suelo ni coche ni moto. Cinco años antes, en aquel mitin de Ribarroja, aseguró que «nunca» había escondido su patrimonio.
La UCO ha inventariado las posesiones de los principales investigados en el caso Imelsa, donde se investiga delitos de prevaricación administrativa, de malversación de caudales públicos, de tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales. En el sumario aparecen los bienes y participaciones en actividades económicas de empresarios investigados así como de dirigentes políticos como el expresidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus; su jefe de Gabinete Emilio Llopis; el vicepresidente de la institución provincial, Juan José Medina; el exsecretario autonómico y exgerente de Ciegsa, Máximo Caturla; el exdirector de la Fundación Jaume II El Just Antonio Burgos; la exconcejal de Cultura del Ayuntamiento de Valencia María José Alcón, así como el propio Marcos Benavent, ese que fuera un ‘yonki del dinero’ y que ahora sólo declara una vivienda y una moto.
Paradójicamente, es precisamente Rus sobre el que la Guardia Civil localiza menos bienes a su nombre. Ni coches (al Ferrari dijo adiós a las puertas de que el caso dinamitase su propia trayectoria política), ni fincas, pisos, garajes, almacenes, suelo agrario, industrial… nada de nada.
Entre el resto de los demás políticos implicados en la investigación suman una quincena de viviendas (alguna de ellas en fincas de varios miles de metros cuadrados), una decena de almacenes y garajes, ocho vehículos, tres motos, una decena de parcelas comerciales, industriales o agrarias. La moderada ansia de posesiones que se desprende de algunas declaraciones queda en evidencia en los listados de sus parejas e hijos, algunos de los cuales se han convertido en empresarios de éxito, al igual que sus compañeras sentimentales, como es el caso de Rus.
Fuente: Las Provincias