La otra anciana cobra 8.900 euros anuales -La revisión practicada por la Generalitat determina que la nonagenaria tiene familiares que la atienden con ingresos superiores
Hay ocasiones en las que la suerte, ahora que la venta y la publicidad recuerdan la proximidad del Gordo de Navidad, sonríe de tal forma que un agraciado logra algo, inesperado, casi por un capricho del destino. Pero también esa misma fortuna, llamada azar, juega tales pasadas que golpea a cualquiera, ya sea rico o especialmente pobre. Sin entrar en ningún tipo de sorteo, Everilda, una anciana de 94 años vecina de Massamagrell y que padece una ceguera casi total, ha sufrido como una revisión de su expediente practicada por la Generalitat le ha despojado de la pensión no contributiva de apenas 150 euros mensuales porque vive con su hermana, que cobra una subvención de viudedad de 8.900 euros al año.
Hace poco más de una semana, el cartero llamó al timbre con la misiva certificada. Esperanza, la hermana de Everilda, recogió la noticia. La jefa de Servicio de Prestaciones y Programas de Servicios Sociales Generales de la Generalitat firmaba el documento que le anunciaba que le quitaban su pensión asistencial de casi 150 euros al mes como consecuencia de la revisión de su expediente.
El aviso detallaba las dos condiciones necesarias para poder beneficiarse de esa ayuda del Fondo de Asistencia Social del Estado. Una es «carecer de medios económicos para la subsistencia. A estos efectos se considera que carece de dichos medios quien percibe la su beneficio exclusivo y durante el año natural, unos ingresos inferiores al importe anual de estas ayudas, ya sea en concepto de rentas, retribuciones, pensiones o cualquier otro tipo. También se considera que carecen de medios quienes forman parte de familias cuya renta per capitá anual sea inferior a dicho importe». La otra, «no tener familiares que estén obligados a atenderle en la forma establecida en el Código Civil, o, teniéndolos, carezcan de la posibilidad material de hacerlo».
El caso lo ha denunciado a este diario la sobrina de Everilda, que no acaba de entender «cómo le retiran la pensión a mi tía si está en la misma situación desde hace un montón de años». Y se remonta en el tiempo. La anciana empezó a perder la visión de forma paulatina. Ya entonces, «al menos hace 34 años, vivía con mis padres, incluso aparecía en la cartilla de la Seguridad Social que encabezaba mi padre», relata.
Según detalla, algún abogado conocido de su padre le comentó la opción de que Everilda podría acogerse a una pensión no contributiva de las que concedía el Estado en aquella época. Y así la logró. «Luego falleció mi padre, hace 24 años, y mi madre empezó a cobrar la pensión de viuda. Y mi tía seguía con la suya. Y así hasta ahora», asegura la familiar.
Las dos ancianas apenas pueden valerse por sí mismas y es la denunciante la que se encarga de ellas. «Les hago la comida, las tareas domésticas, les compro las medicinas, las llevo al médico. Mi madre, por ejemplo, va con andador y no sale de casa desde que hace un par de años se rompió la cadera», desvela.
«Lo que no acabo de entender es por qué ahora de repente le retiran la pensión. En los últimos años he recibido cartas pidiendo los certificados de empadronamiento y la certificados de Fe de vida, y he entregado cada vez los papeles por correo certificado a la conselleria. Incluso ha llegado a venir la Policía Local para comprobar que ambas viven aquí. Si siempre hemos cumplido y su situación no ha cambiado en décadas, qué ha pasado ahora para que pierda la pensión», se pregunta. La hija de Esperanza califica de «injusta» la decisión y critica con dureza que es «falso e hipócrita que den ayudas a tanta gente ya que una persona ciega que apenas tiene 150 euros para que su hermana la cuide se la quitan».
Vía:Levante