El juez Joaquim Bosch: «El jefe de Estado no puede tener una inviolabilidad plena»

«Este libro no quiere ser amable. En absoluto. Hay que acabar con la corrupción estructural y todos los partidos tienen responsabilidades.» Con estas palabras el magistrado Joaquim Bosch (Cullera, 1965) ha cerrado su intervención esta tarde en la presentación de su nuevo libro La pátria en la cartera. Pasado y presente de la corrupción en España, en la librería La Central del Raval, llena y con asistentes sentados en las escaleras. El público – dónde no han faltado colegas suyos de Jueces y Juezas por la Democracia- ha aplaudido sus afirmaciones, y también las de su amigo y catedrático en derecho penal Joan Queralt, que ha hecho sonreir a todo el mundo al afirmar, que en la historia española «el marqués de Salamanca fue uno de los grandes corruptos y tiene un monumento» y todavía se le venera. Queralt también ha hecho reflexionar con los 50.000 millones de euros que se desvían en comisiones.

La pátria en la cartera se presenta como una reflexión argumentada que bucea en las singularidades del fenómeno de la corrupción en el Estado español. Y lo enriquecedor del libro es que Bosch lo aborda a través de una visión transversal que engloba disciplinas como la historia, el derecho, la política criminal, la ética o la sociología. El magistrado, de pie con el micrófono, ha hecho una pincelada completa. Ha expuesto que la corrupción ha existido en España como por todo el mundo desde civilizaciones antiguas. La diferencia es que la dictadura de Franco rompió la evolución y «expandió la corrupción por todas partes», según Bosch. El magistrado ha añadido: «Franco usa la corrupción para cohesionar. Los que no son afectos al régimen les facilita negocios para que lo sean. En 40 años la corrupción penetra y arraiga.» Ha recordado que la Comisión Económica Europea se sorprendió que a finales de los años 80 en el Estado español no fuera la honestidad lo que más se valoraba de los políticos.

Partidos salpicados

El magistrado valenciano ha sido muy crítico con todos los partidos, pero ha defendido lo que se hizo en la Transición: «Ahora es fácil criticarlo todo.» Bosch no ha escondido su crítica a los partidos, que heredaron las prácticas corruptas franquistas, y algunos de sus ministros. «El Ibex se crea en 1992 y tiene 35 altos cargos de Franco», ha detallado con otras cifras. «Todos los partidos se pelean, pero se entienden para tapar la corrupción», ha asegurado con hechos objetivos, como que el primer Código Penal de 1995 no incluyó el delito de financiación ilegal de partidos, que no llega hasta la reforma del 2015. O el hecho de que la Unión Europea aprobó en el 2019 la norma para proteger los alertadors de corrupción, «y en España no hay ley ni ningún borrador».

Los partidos políticos, según el juez son todavía «muy verticales y poco transparentes de su caja. «Actualmente, una diferencia de España es que la corrupción se concentra y mucho entre los políticos, mientras en otros países, además de haber menos, está más repartido, en funcionarios y otros oficios,» ha precisado. También ha sido contundente cuando ha afirmado: «Un jefe de Estado no puede tener inviolabilidad plena. Es un blindaje desmesurado si los delitos quedan impunes», y dan carta blanca a expandir la corrupción.

País Valenciá
Con respecto al territorio, Bosch ha asegurado que en el País Valencià se han visto muchos casos, pero «la corrupción en Catalunya también es grave» y ha denunciado que «no se puede tapar todo con una bandera o con apelaciones patrióticas», dejando claro antes que, para él, la Constitución permite el derecho que reclama el procés catalán. Bosch ha espoleado a todos los responsables políticos a dejar la corrupción y establecer reales mecanismos de control. «Perjudica a la sociedad y ralentiza la economía, ya que las empresas no impulsan la innovación para competir», cuando las adjudicaciones se conceden con pagos de comisiones. Una diagnosis real y completa.



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