CNT acuerda que la prostitución no es un trabajo y se debe erradicar

prostitución, dado que muchas mujeres acceden a entrar en redes de trata para poder migrar a pesar de no tener papeles o se ven abocadas a vivir de la prostitución al no poder acceder a otros trabajos. Además, tanto si las mujeres están en una red como si trabajan por cuenta propia, estar en situación irregular sirve de amenaza continua por parte de las fuerzas policiales.
Exigimos también la derogación de la ley mordaza que facilita la criminalización de las prostitutas que ejercen en la calle.
Como anarcofeministas debemos contribuir a la no estigmatización de las prostitutas, para acabar, en la medida de lo posible, con el miedo a la denuncia debido al rechazo social. El combate contra la estigmatización comienza por escucharnos unas a otras.
Entendemos también que, incluso en las condiciones laborales más óptimas, ésta no debería ser una forma de vida en un sistema patriarcal, puesto que son en su mayoría hombres quienes consumen otros cuerpos y, en su mayoría, mujeres-y niñas- las que los ofrecen.
En este sentido, no aceptamos que los puteros sean simples consumidores de un servicio más. El consumo de prostitución se basa en el poder y la propiedad de los hombres sobre las mujeres. El pago por un servicio sexual implica entender el cuerpo de otra como un bien de consumo, como una persona no tenemos que negociar, con la que podemos poner en práctica nuestros deseos sin atender a los suyos. Supone un apuntalamiento de la masculinidad hegemónica, donde el deseo de los hombres se sitúa en la cúspide de las relaciones, independientemente de quien lo ejerza lo haga de forma voluntaria.”