En el último lustro, a falta de trabajo, el alumnado de la universidad pública ha crecido un 7% (93.000 estudiantes) pero, en vez de ser atendido por más personal, ha visto como el número de profesores se empequeñecía y las tasas ascendían (un 16%, con picos en algunas comunidades del 67%). En cinco años se han perdido al menos 13.200 puestos de trabajo (8.8% de las plantillas de una comunidad de 149.000 empleados, entre fijos y temporales). Lo pone de manifiesto el Boletín Estadístico de personal al servicio de las Administraciones Públicas,que elabora semestralmente el Ministerio de Hacienda. Los rectores —que han perdido 1.240 millones de euros de presupuesto desde 2008—, la oposición y los sindicatos denuncian que estos recortes empobrecen la calidad de la enseñanza, masifican las aulas, obligan a cerrar líneas de investigación y van a crear una brecha generacional, pues los doctores jóvenes no suplen a los que se jubilan.
El departamento de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Madrid es un buen ejemplo. Ha perdido siete profesores titulares y catedráticos en tres años, hasta quedarse en 47, y sus 10 técnicos de laboratorio han pasado a ser la mitad. Dos de ellos despedidos en el ERE que esta primavera ha dejado a la Politécnica con 301 trabajadores menos. La tasa de reposición —se suple una de cada 10 jubilaciones— no les ha beneficiado y eso que cada vez tienen más clases. Instruían a los alumnos de Ingeniería Agrícola y en Tecnología de los Alimentos, pero con Bolonia han pasado a estar implicados en cinco grados más.
“Es verdad que antes había poca docencia. A lo mejor un investigador daba seis créditos (84 horas de clase) y el resto del tiempo investigaba. Ahora va a impartir el doble o incluso más. Por ejemplo, el grado de Biotecnología va a pasar de tener 50 alumnos en 1º a 120”, cuenta Rosa Sánchez Monge, que ha sido directora del departamento de Biotecnología hasta el final de este curso. “Hemos perdido una línea de investigación de mejora del trigo y el resto ha quedado muy reducido. En mi grupo —alergias a alimentos vegetales— éramos tres y se queda una. Para material de prácticas y oficina, en 2007 teníamos 54.000 euros y este año 15. 000”. Sánchez Monge recuerda que “con Bolonia se supone que las clases tienen que ser más interactivas, la evaluación continua y los grupos más pequeños y eso lleva mucho tiempo de preparación”.
Las cifras caen
Los rectores cifran en mil millones el monto total que las adeudan las comunidades autónomas.
La sangría de plantilla en las universidades es algo más suave que la del CSIC, que ha perdido el 10,4% de su personal en año y medio.
El número de estudiantes ha bajado, por primera, vez desde 2005-2006: 4.757 alumnos menos másteres oficiales y 2.651 menos en grados y licenciaturas, respecto al curso pasado.
En el último curso las universidades que más profesores perdieron fueron: Carlos III (363), Juan Carlos I (338), Complutense (267), Alcalá de Henares (262), Zaragoza (244) y Castilla-La Mancha (166).
Ampliaron plantilla en 2012-2013: País Vasco (54), Huelva (30), Rovira i Virgili (30), Valladolid (26), Jaume I (10) y Coruña (5).
El profesorado supone el 45 % (5.987 empleados) del total despedido y el personal no docente el 55% (7.223). A esta cifra habría que sumar la reducción de profesores asociados y personal laboral de 19 universidades —de las 50 públicas— que los primeros tres años, menos dramáticos, no registraron en el boletín estos datos. “En las grandes universidades del mundo hay un trabajador de apoyo —un bibliotecario, un técnico de laboratorio…— por cada profesor. En España, en cambio, ha existido siempre una gran asimetría. La ratio profesor/alumno era buena —nueve por cada 100 estudiantes, tres más que la media de la Unión Europea en 2011— pero, por cada dos profesores, hay una persona de apoyo. Y ahora que llegan los despidos, los PAS (Personal de Administración y Servicios) son los más perjudicados. Tenemos una concepción de ellos —sobre todo los políticos— del siglo XIX. Nos imaginamos un señor detrás de una ventanilla y ya”, explica Francisco Michavila, director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria. “Sólo un 15% de los PAS tiene estudios superiores. Habría que formarlos, no expulsarles”, subraya.
“En 1983 hubo una reforma universitaria que supuso que en el plazo de cuatro o cinco años entraran miles de profesores a las facultades. Esos profesores se están jubilando ahora y nadie les va a suplir”, se lamenta Julio Serrano, secretario de Universidad de Comisiones Obreras. “Si una universidad con 2.000 profesores jubila a 150 cada año y solo repone a 15, se va a quedar con un cuarto de plantilla menos en cuatro años. Los jóvenes que tanto hemos invertido en formar se habrán ido y recuperar ese talento dentro de unos años va a ser muy complicado. Se habrán hecho otra vida en el extranjero y las condiciones para su vuelta difícilmente van a ser muy sólidas”.
En la Universidad de Almería un profesor de Psicología, Jorge López Puga, llegó a proponer, en junio de 2012, impartir clase gratis desde septiembre. Era profesor desde 2007 y dejaba de cobrar sus 646 euros mensuales. “La Universidad es mi proyecto de vida. A ella he dedicado muchos años. Es más que mi casa”, confesó entonces a EL PAÍS. “Sé que es una barbaridad. Cuando uno trabaja no lo hace solo para sí mismo, también para la sociedad donde revierte parte del sueldo”. El rector se propuso estudiar la fórmula legal de llevarlo a cabo, pero finalmente López Puga, con tres hijos, decidió mudarse a la Universidad Católica de Murcia. Los campus privados, que siguen extendiéndose pese a la crisis, sirven de refugio a parte de los docentes.
Los profesionales que completan su trabajo con la docencia sufren este recorte de una forma menos dramática. Un profesor asociado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid con estudio propio cuenta cómo su situación empeora. “Empecé hace seis años ganando algo más de 600 euros por 10 horas de clase a la semana y va por 500 euros y han dejado de pagarme los meses de verano. La escuela acepta cada vez a más alumnos, así que en el departamento, por suerte, no han prescindido de ningún asociado. Somos necesarios porque aportamos una visión más profesional”.
En el curso que arranca este septiembre la tijera va a seguir presente. La Politécnica de Cataluña —con 670 trabajadores menos en cuatro años y una deuda de 110 millones— ya ha anunciado que no renovará a 250 asociados;Sevilla prescinde de 10 temporales; la Olavide, de 31 o Vigo, de 21. En la envejecida Salamanca el rector alerta de que departamentos de Medicina, Enfermería o Fisioterapia incluso están en peligro por la tasa de reposición.
En 2008 los rectores señalaron que había un excedente de títulos del 13%. Y este año una comisión de expertos, a los que Educación encargó un informe sobre la reforma universitaria, ahonda también en la necesidad de recortar la oferta. Así que, previsiblemente, la cifra de 149.000 empleados seguirá menguando.