Mientras Calp espera el nuevo colegio concertado (el gobierno local ha cedido suelo en les Salines para que se construya), los centros públicos se han quedado a la intemperie. Ahora son los padres del colegio Azorín los que han desvelado las deficiencias que arrastra la escuela. La junta directiva de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) ha acudido a Facebook, pero otros padres han convertido las redes sociales en una caldera de indignación. Y, precisamente, el problema más grave es el de la caldera. Dejó de funcionar a finales del pasado curso. Esta semana seguía sin repararse. El edil de Educación, Matías Torres, da largas.
La directiva de la Ampa denunció el lunes que la conserje conecta a primera hora la caldera, pero aguanta diez o quince minutos y después se apaga. No llega para calentar las aulas. Los padres han pedido que se cambie. Pero el Ayuntamiento reduce el problema al termostato y ha anunciado que lo sustituirá en los próximos días.
La junta directiva de la Ampa considera que sólo la presión en las redes sociales hace reaccionar al Consistorio. Y recuerda que el alcalde, César Sánchez, del PP, tras dos «plantones» por fin les recibió el pasado 21 de junio, en una reunión a la que también asistieron las Ampa del Gabriel Miró y Nou Paternina.
El otro problema es el de las cucarachas. Los padres advierten de que la reparación de los aseos se ha acabado «a medias». Quedan por arreglar los de la primera planta y los de los profesores. La Ampa confía en que cuando los aseos estén en condiciones la proliferación de cucarachas «estará solucionada en un 50 o en un 75%; esa es nuestra esperanza».
El arranque del curso en Calp ha sido muy complicado. El CIS (Centro de Iniciativa Social), que es el futuro colegio concertado, tendrá que esperar, ya que la Conselleria de Educación no lo ha dotado de presupuesto. Mientras, el instituto comenzó las clases masificado y con alumnos que se sentaban en el suelo porque ni siquiera tenían suficientes sillas