“Que vaya despacio el nuevo alcalde y sus amigos del Bloc-Compromís. Los valencianos somos muy pacíficos hasta que nos hinchan las narices y dejamos de serlo. Ellos serán los únicos responsables de lo que pueda pasar este 9’d’octubre”. Este texto es un fragmento de la editorial del número 265 de la revista SOM, editado por la asociación ultraderechista Grupo de Acción Valencianista (GAV), cuyo contenido íntegro ha sido reproducido en una web del mismo tenor denominada “valenciafreedom”.
Se trata en esencia de una amenaza en toda regla contra la actual corporación municipal de la capital valenciana, con motivo de la celebración del 9 d’Octubre, día nacional del País Valencià, tras la llegada al poder local de Compromís, con el apoyo del PSPV-PSOE y Podemos, desbancando a la ultraconservadora Rita Barberá, tras 24 años y 8 días al frente de la alcaldía de Valencia.
Según el texto la “advertencia” de los neo-nazis regionalistas se refiere a la voluntad del nuevo ayuntamiento de llevar a cabo cambios en la llamada “procesión cívica”, consistente en trasladar protocolariamente la bandera de la ciudad de Valencia -que se guarda en el Ayuntamiento de la ciudad- hasta la estatua del Rey Jaime I. Pero hasta la fecha se había establecido que en el recorrido la Real Señera debía entrar en la Catedral y estar presente en el acto religioso católico denominado “Tedeum”, antes de llegar a la escultura del Conquistador ubicada en el Parterre y regresar de nuevo al Ayuntamiento de la ciudad.
«Los valencianos somos muy pacíficos hasta que nos hinchan las narices y dejamos de serlo. Ellos serán los únicos responsables de lo que pueda pasar» Por razones políticas el nuevo gobierno municipal propuso al pleno incorporar algunas novedades, que fueron aprobadas por mayoría absoluta. Entre estos cambios se acordó suprimir la entrada y presencia religiosa de la Real Señera en la Catedral, suprimir la interpretación del himno español en el inicio de la marcha e invitar a la procesión a representantes de todas las confesiones religiosas cristianas, judíos y musulmanes.
Estos cambios, algunos de menor entidad, están detrás de la ira irracional de los ultraconservadores. Por eso en el editorial de SOM ahondan en sus amenazas: “Todos nos acordamos de lo que le pasó al alcalde [1979-1983] de nombre [Ricard] Pérez Casado [PSPV-PSOE] cuando en el año 1980 [en realidad fue en 1979] intentó cambiar [lo cambió] el itinerario de la procesión cívica y eliminar el Tedeum. Eran otros tiempos, pero el pueblo demostró una vez más que los políticos no son quienes para quitar nuestras tradiciones y menos para meterse con la Real Señera, símbolo intocable de la patria valenciana”.
Ricard Pérez Casado, considerado como el mejor alcalde que ha tenido la Ciudad de Valencia, se enfrentó a la llamada “Batalla de Valencia” lanzada por los ultras del GAV con el apoyo de otras organizaciones fascistas. Una batalla que en esencia suponía un rechazo al sistema democrático y sus representantes en los convulsos años de la llamada Transición. El 9 d’octubre de 1979 el alcalde Pérez Casado, el presidente de la Diputación de Valencia, Manuel Girona, rectores de las universidades y cargos electos fueron brutalmente apaleados al comienzo de la procesión cívica, después de que un energúmeno con una bengala quemara las banderas que ondeaban en el balcón del ayuntamiento.
Fuente: Público