Según algunos columnistas internacionales, este año 2018, será el año que impulsará de manera definitiva la Renta Básica al debate político. Aquí en España existe una enorme confusión sobre lo que realmente significa este concepto, ya que se ha denominado Renta Básica a lo que en realidad son rentas mínimas o garantizadas, pero de forma condicional a cumplir determinados requisitos, y que ha demostrado su absoluto fracaso por no cumplir los objetivos para los que fueron creados.
Por lo tanto, es importante repasar lo que es una Renta Básica: tiene que ser suficiente (al menos, por un importe equivalente al umbral de pobreza de cada año), incondicional, individual y universal (la cobrarían todas las personas de forma individual, independientemente de su situación de convivencia, sus recursos materiales o si es perceptor de otro tipo de renta).
De acuerdo con la última definición que hace Basic Income Earth Network (BIEN), este importe se percibiría en combinación con otros derechos y servicios sociales, como puede ser educación y sanidad, es decir, estos derechos junto con la Renta Básica constituirán parte de una estrategia política para eliminar la pobreza material y para facilitar la participación social y política de cada persona.
Pero la implantación de esta Renta Básica, más allá de la eliminación técnica de la pobreza y la disminución objetiva de las desigualdades, provocará una transformación de la sociedad en cuanto a sus hábitos culturales y valores como vemos a continuación.
La Renta Básica pone suelo a la dignidad garantizando la existencia material de todas las personas, pero a su vez, nos corresponsabiliza para que cada uno de nosotros desarrollemos nuestras capacidades, ya sean culturales, intelectuales, científicas, físicas o emprendedoras.
Si esto lo traducimos en formato de la Pirámide de Maslow:
Vemos que la Renta Básica asegura los dos niveles inferiores de la pirámide, es decir lo que se denomina Necesidades Básicas. También nos dice que las Necesidades Secundarias no pueden ser cumplidas si las básicas no están satisfechas y, por lo tanto, lo que proporciona la Renta Básica es un soporte de los niveles superiores. Es cierto que pueden existir personas que se conformen con cubrir sus necesidades básicas y no quieran ascender a otros niveles, optando por un modo de vida “poco convencional”, pero la historia antropológica de la humanidad nos indica que el ser humano siempre ha querido superarse.
Si seguimos los niveles superiores de la pirámide, llegamos hasta la completa autodeterminación personal, que sería el objetivo final en esta nueva sociedad. Las personas van creando conexiones entre sí y empiezan a elaborar sus espacios de forma que le permita desarrollar aquellas actividades que le encuentren sentido, y a la vez puedan ser útiles para el resto de la sociedad. Siempre a través de la colaboración y el desarrollo de sus capacidades, van ejerciendo múltiples actividades, por algunas de estas actividades percibirá una remuneración económica y por otras no, pero las realizará bien como ocio o simplemente de forma voluntaria como aportación a la sociedad.
Esto nos lleva a realizar una nueva definición del trabajo desde otra racionalidad: la riqueza ya no se genera solo en un puesto de trabajo, sino que también se genera a través del talento y el conocimiento en colaboración entre todos a través de procesos de razonamiento social, eliminando el individualismo neoliberal y sustituyéndolo por un “nosotros”. El sistema educativo debe preparar a los jóvenes, no solo para integrarse en el mercado laboral, sino también (y aún más importante) para la vida.
En cuanto al trabajo remunerado, la Renta Básica introduce una serie de aspectos muy interesantes y que se puede resumir en:
A partir de lo comentado anteriormente respecto a la superación personal, con la Renta Básica, el trabajador puede optar por una flexibilidad voluntaria en cuanto a disminuir su horario de trabajo remunerado para realizar otras actividades, llegando de esta manera a un reparto del trabajo.
Aumenta el poder de negociación de los trabajadores frente al empleador, haciendo en caso necesario, que la propia Renta Básica actúe como “caja de resistencia”.
Puede llevar a incentivar la innovación tecnológica de muchos trabajos al no poder contratar el empleador por un “salario basura”. De este modo, el incremento de productividad no solo beneficiará a los empresarios, sino al conjunto de la población.
Puede potenciar la capacidad de emprendimiento ya que la Renta Básica hace que disminuya la “aversión al riesgo”.
En definitiva, el apoyo de la ciudadanía y la exigencia continua a la implantación de la Renta Básica los hará protagonistas de la transformación de la sociedad hacia un modelo más justo que los partidos políticos no podrán eludir. Sería un acto de rebeldía ante los poderes económicos, para decir NO y un ¡¡BASTA YA!! a quienes provocan las crisis y luego buscan la solución haciendo que pague la mayoría social, desposeyéndoles de lo poco que tienen.