La intervención esta mañana en las Corts de Trini Miró, la exconsellera de Cultura en los tiempos de Francisco Camps, no ha arrojado grandes luces a la comisión que investiga las contrataciones de la Generalitat en el caso Taula, la trama de presunta corrupción que afecta al Partido Popular.
Pero sí ha dejado algunas citas que ilustran que los tiempos han cambiado en lo que afecta a la contratación pública. En respuesta a algunas preguntas de los diputados de los partidos del Botànic, Fabiola Meco, Fran Ferri y Carmen Martínez, Miró ha llegado a asegura que «ahora todo está más controlado, ya que antes se podía hacer y deshacer». Lo ha hecho en referencia a las preguntas sobre la Fundación Jaume II el Just que gestionaba el monasterio de Santa Maria de la Valldigna y cuyo responsable fue durante años Vicente Burgos, ligado al Partido Popular y en la diana por el caso Taula y su relación con Marcos Benavent, el yonki del dinero, que también comparece hoy.
Miró ha asegurado que ella no sabía de facturas ni de contratos, pero se mostró convencida de que todo lo que hizo fue de forma correcta y está segura de que no hay irregularidades. «La ley era un poco más laxa para las fundaciones que para la Administración», aseguró en otro momento a las preguntas sobre la polémica indemnización que se abonó a Burgos, once veces mayor de lo legal, pero que Miró no ha sabido explicar porque ha dicho que perdió la confianza en el gerente y lo sustituyó por otra persona que si era de su confianza. Miró asegura que el presidente Camps le indicó que tenía que actuar con austeridad y que por eso puso en marcha un plan de funcionamiento, aunque no supo explicar como llegó la fundación a una deuda de entre nueve y once millones de euros.
Mientras, el ex gerente de Imelsa Marcos Benavent, conocido como el yonki del dinero, se ha negado esta mañana a responder a los diputados en la comisión de Taula, pese a las peticiones de algunos de los diputados para que lo hiciera.
Benavent está encausado y tiempo atrás si admitió comportamientos irregulares, incluso él mismo ha aportado grabaciones a la Justicia, que han sido claves en el caso Taula y en su momento reconoció que existían comisiones y mordidas en los gobiernos del PP e incluso que el expresidente Francisco Camps era conocedor. Él mismo ha dicho que fue intermediario y recaudador y que iba a salir «mierda a punta pala», pero hoy ha optado por no responder.
Fuera de la comisión ha asegurado que la comisión es una pantomima y que los políticos no le representan.