Que la atención primaria en España va de mal en peor es un hecho. Que en algunas comunidades , como Madrid, este descalabro va a toda pastilla es palpable. Para muestra un botón.
Ayer acudí a mi centro de salud para pedir cita con mi médico de familia. Ya no se ven las colas de gente para hacerse pruebas del covid. El tema es que la App de cita sanitaria hace semanas que no funciona. Intentar conseguir cita por teléfono es un tomadura de pelo: después de tenerte varios minutos hablando con una máquina y dándole tus datos, te dicen que te pasan con tu centro de salud, donde no contestan y, en la práctica, te manda a… “el hiperespacio”. Puedes intentarlo tres, cuatro veces, que el resultado es siempre el mismo, pero has perdido 20 minutos y te sientes toreado.
Total, que voy al centro de salud. Espero la cola de los que están en situación similar a la mía y, finalmente, la señora del mostrador me da cita: ¡Para dentro de 10 días!
Da igual lo que tengas. En 10 días se te puede haber pasado solo (pero sufriendo las molestias) o puedes haber empeorado y haberte mandado al hospital. Pero tú te esperas 10 días.
Se están cargando la atención primaria, sobre la que han descargado gran parte del esfuerzo sanitario durante la pandemia, pero sin apenas refuerzos ni mejoras.
Eso sí, tu médico tiene la suerte de poder salir de cañas por Madrid sin encontrase contigo para que no le asaltes y le cuentes algo así como: “¡Hombre, qué casualidad! Ya que lo veo, me gustaría contarle que tengo un fuerte dolor abdominal por las mañanas…”. Seguramente preferiría encontrarse a su ex.
En resumen, la atención primaria no se está yendo a la mierda, la están llevando a la mierda, y con mucho ímpetu y ganas…